"Algunos compañeros se fueron a desayunar, yo prefería salir a la zona de la piscina. Necesitaba sentarme al aire libre. La excusa de fumar era buena para sentir el aire fresco de la mañana, para desear que el sol diera algo de luz a la tristeza que se había metido en cada recoveco de mi mente. No quería hablar. No podía contar. Anhelaba la soledad tanto como compartir el desahogo. No quería estar sola, pero tampoco pedía ayuda, pretendía que los demás adivinasen el luto que llevaba en el alma. Permanecía sentada observando la nada, algunos compañeros de la tripulación que regresaba a Madrid se acercaban a la terraza para encender un cigarrillo. Entre ellos estaba Susana.
Hacía muchos años que nos conocíamos, nuestra amistad se había forjado y mantenido dentro de un avión. Con o sin uniforme, siempre llevaba guardada como un tesoro, en su sonrisa, en sus ojos azules, una pícara complicidad. En sus palabras, inagotables dosis de optimismo para regalárselo a quien lo necesite. Si un día ella se alegró de verme en el avión que aterrizó en El Cairo para rescatarla del conflicto que surgió en esa ciudad por unas ideas enfrentadas, hoy era yo la que era rescatada de un fuego cruzado entre el ayer y el hoy".
Estos dos párrafos, extraídos de la novela Vestida de uniforme, disfrazada de mujer (ed. Caligrama, Penguin Random-Hoouse) son sólo un aperitivo de la primera novela de Paca Navarro, una almeriense afincada en Madrid, madre de 3 hijos varones y que durante 34 años fue azafata de Iberia en largo radio, es decir, que tuvo que pasar buena parte de su vida profesional viajando al otro lado del charco.
Una historia real salpicada de miles de anécdotas como esposa, madre, trabajadora y, sobre todo como la mujer de garra y fuerza que atrapa con su relato desde las primeras páginas. Un relato que mezcla los entresijos de cómo funciona una compañía, Iberia, con sus trabajadores aunque, en palabras de la autora: "desgraciadamente eso ya no existe. en mi época trabajábamos en unas condiciones infinitamente mejores que las que hay ahora, éramos una gran familia y como tal nos sentíamos, protegidos por la casa".
Lo mejor de su trabajo fue sin duda conocer tantos países, culturas y gente. Por supuesto también establecer unos lazos de amistad con mucha gente que llegó como compañera y se quedó como amiga. Y lo peor sin duda fue conciliar tantos viajes con su faceta de madre: "la logística era importantísima, tener una persona en casa que se quedara haciendo mis funciones fue fundamental en mi vida. Algunas veces tuve que anular vuelos a última hora porque me faltaba la persona, no llegaba a su trabajo. Pero sin duda lo peor eran las distancias y los días que pasaba lejos de mis niños que entonces eran unos bebés. Además en aquella época no había móviles, las comunicaciones eran muchísimo más complicadas", narra la autora.
Otra parte de la faceta de Navarro fueron sus relaciones sentimentales con dos maridos. Del primero tuvo a sus dos hijos mayores y del segundo, colega de profesión, al tercero. Paca se quedó viuda de su segundo marido pero con una intuición que roza lo extraordinario, siempre ha sentido que puede comunicarse con él, unas experiencias que salpican el libro con anécdotas tan divertidas como llenas de sentimiento.
El libro, publicado hace menos de un mes, está teniendo una grandísima repercusión en ventas ya que su lectura es amena, rápida, trepidante y llena de datos de una mujer que ha vivido una vida fascinante gracias a su trabajo y a su forma de ser.
Actualmente Paca Navarro esta retirada de la aviación y vive en un casa de campo en la sierra de Madrid llena de recuerdos, de su familia y amigos. Esta es su primera novela.
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Fuente original: Comunicae.es.