La pobreza menstrual es un tema muy complejo y muy delicado que afecta a demasiadas mujeres en España y el mundo entero. Las compresas, tampones, copas menstruales, etc. para muchas mujeres se han convertido, por desgracia, en un producto de lujo. Por suerte, ya existen algunos países que los dan de manera gratuita tan necesarios para las mujeres.
Antonia González, embrióloga y experta en fertilidad de la empresa Onêt, explica que: “nosotras no hemos decidido menstruar, es un acto intrínseco en la mayoría de mujeres y cada mes (si no existe algún problema hormonal) necesitamos estos productos para poder desarrollar una vida normal, tanto laboral como personal. Y no estamos hablando de productos económicos precisamente… Si hacemos una comparación entre los tres productos que se utilizan para la menstruación (compresas, tampones y copa) sí podemos llegar a la conclusión de que la copa menstrual es la más económica a largo plazo, ya que se puede utilizar durante 10 años, aproximadamente, y tiene un coste alrededor de 20 euros. Ahí, los gobiernos tienen una opción más que viable para poder ayudar a mujeres que no tienen el poder adquisitivo suficiente para poder pagarse las compresas o tampones que utilizamos cada mes”, sostiene.
La pobreza menstrual es un tema que aparece bien poco en los medios y que parece increíble que esté sucediendo hoy en día, pero es real y está en la sociedad, por lo que debería ser atendido por quien corresponda.
Las niñas o adolescentes que no pueden permitírselo acaban no yendo a la escuela o al instituto los días que tienen la menstruación, lo que provoca absentismo escolar cada mes, y por supuesto va en detrimento de su formación académica, personal y por supuesto emocional. Por ejemplo, en Nueva Zelanda se hizo un estudio donde se descubrió que 1 de cada 12 estudiantes no iba a clase los días que tenían la regla porque no podían permitirse comprar estos productos de higiene femenina. Hoy en día, y en países desarrollados, es un número demasiado elevado. Por lo que el gobierno ha decidido dar compresas y tampones a aquellas jóvenes que no pueden comprarlos, para que no interrumpa su vida cada mes. Porque estas niñas, adolescentes o mujeres, tienen que elegir entre gastar ese dinero en comida o en productos de higiene femenina, y la elección es obvia.
Además, estas mujeres parten de una educación menstrual pésima, porque -explica la experta- “nos podemos imaginar que, si no tienen acceso a estos productos, mucho menos a la información que toda mujer debe de tener”.
En España 2 de cada 10 mujeres tienen problemas económicos y están bajo el umbral de la pobreza, lo que atañe a su salud femenina, porque no solo es que no pueden permitirse comprar unas compresas, es que esto les puede llevar a padecer más enfermedades, infecciones… porque intentan utilizar el mínimo material posible y tanto las compresas, como los tampones, o la copa menstrual, tienen unas horas máximas de utilización, ya que si se está demasiadas horas con ellas se es más sensibles a infecciones vaginales e incluso a problemas más graves como shocks tóxicos que pueden poner en riesgo la salud.
Por otra parte, hay que tener una higiene íntima durante la regla y fuera de ella, pero especialmente durante la menstruación. Las mujeres que ni siquiera pueden comprarse unas compresas tampoco tienen acceso a productos de limpieza, ¡o a algo tan básico como el agua! Se estima que una mujer puede gastar, durante los años que tiene la regla, entre 5.000 y 10.000 euros en productos necesarios para la menstruación.
Y si se habla de datos a nivel mundial, se estima que el 13% de las mujeres del mundo viven en situación de pobreza, por ende, tendrá problemas para cuidar su higiene femenina.
Y no es un dato menor el tener en cuenta que esta pobreza económica puede llevarlas a una pobreza de conocimientos sobre la salud femenina y, por tanto, más problemas como embarazos no deseados porque la información es esencial para poder decidir, pero para aquellas jóvenes o mujeres que no tienen acceso a ella, se les complica en demasía la vida en todos los sentidos.
Así que –culmina la embrióloga- hay dos opciones, “o dar de forma gratuita tampones o compresas a las mujeres que lo necesiten, o hacer hincapié en recomendar la copa menstrual ya que reduce muchísimo el gasto en este tipo de productos, y tampoco sería mala idea que además de promover la copa menstrual en este sector de mujeres, se les informara y se le regalara una copa menstrual a cada una de ellas cada 10 años”, concluye la experta.
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Fuente original: Comunicae.es.