Un comerciante adicto al sexo, su esposa, sus cuatro amantes y la Parca son los protagonistas de Cinco camas para un muerto de Gladys Ruiz de Azúa Aracama. Obra que acaba de presentar, editada por la editorial Caligrama de Lantia Publishing, y que ya está a la venta.
A lo largo de los siglos, la literatura ha estado ligada a la muerte y los autores de las diferentes corrientes literarias han abordado el tema desde enfoques muy dispares: la muerte por amor, la muerte como un acto heroico, la muerte natural, el suicidio, etc. Se pueden nombrar innumerables obras maestras de la literatura universal donde la muerta juega un papel principal como Romero y Julieta o Hamlet de Shakespeare, La Divina Comedia de Dante o Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, etc. Y es que la muerte está ligada intrínsecamente a la vida.
Sin embargo, Don Calixto Ortega – el protagonista de esta obra- no es víctima de la muerte, sino que consigue hacer un pacto con la Parca, con quien entabla una controvertida amistad.
Ortega es un veterano de la vida, comerciante próspero, jovial, saludable y adicto al sexo. Metódico a ultranza, distribuye eficaz y generosamente sus necesidades y atenciones entre su esposa y sus cuatro amantes, asignándoles a cada cual la exclusividad de un día de la semana. Mientras salta de cama en cama de lunes a viernes, su existencia discurre por la pequeña París criolla de finales del XIX. Pero, un viernes, la muerte lo sorprende entre las sábanas de su mujer legítima, a quien profesa un abierto y delicioso desprecio. En ese momento, Calixto maldice su suerte y le plantea a la Muerte un negocio interesante. A partir de ese instante el hombre y la Parca comienzan a vivir juntos la gran aventura de sus ¿vidas?
La autora
Gladys Ruiz de Azúa Aracama (Caracas, 1953) es hija de emigrantes españoles marcada por el doble territorio y el carácter, siempre tuvo la certeza de no pertenecer a ninguna parte y a todas a la vez. Estudió Piano del Conservatorio Superior de Música de Vitoria y está Graduada en Periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
A los 50 años decide escribir la que sería su primera novela, El disfraz de los sueños, y relatos cortos; algunos de ellos son publicados en Arcamia como Donde los dragos sangran (Torremozas); otros recibieron premios como el de La Felguera y el Ana María Matute de Madrid, los internacionales del Cortázar de la Universidad de La Laguna y el Unamuno de Salamanca, el Encarna León de Melilla, el Alfonso-Mena de Murcia, el de Santoña, la mar, Caja Canarias y otros. Sueña con que la escritura no la abandone nunca.
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Fuente original: Comunicae.es.