Las indicaciones y técnicas de la preservación de la fertilidad han avanzado rápidamente en los últimos años en paralelo al progreso de la comprensión de la biología de la reproducción humana. Además, los trabajos realizados en animales para prevenir la extinción de ciertas especies amenazadas han dado nuevas pistas para perfeccionar la preservación de la fertilidad en los humanos.
Diferencias por sexo
Las estrategias y técnicas utilizadas para la preservación de la fertilidad masculina y femenina son bastante diferentes. La principal indicación de la preservación de la fertilidad masculina está relacionada con diferentes tipos de cáncer y con las consecuencias de sus tratamientos, sobre todo cuando la misma enfermedad, o los tratamientos necesarios para su curación, conllevan un alto riesgo de una pérdida o disminución severa de la capacidad del paciente para formar los espermatozoides. La gran cuestión es abordar el estadio actual de la espermatogénesis. La solución es sencilla cuando se pueden encontrar espermatozoides maduros, en el eyaculado o en el tejido obtenido por una biopsia testicular, procediendo a la congelación de los espermatozoides recuperados.
En casos donde se da una ausencia total de espermatozoides, por ejemplo, en los varones prepuberales con el diagnóstico de cáncer, es preciso determinar la fase de las células precursoras de espermatozoides y evaluar las posibilidades de utilizarlas, en el futuro, para la formación de espermatozoides. Dado que las técnicas de formación de espermatozoides in vitro, o in vivo después de reimplantar el tejido testicular, están progresando rápidamente, es aconsejable congelar el tejido testicular siempre que estén presentes algunas células de la línea espermatogénica.
Por su parte, la preservación de la fertilidad femenina se practica cada vez más en mujeres de edades avanzadas o patologías ováricas que amenazan la calidad de sus óvulos. En los casos de un tratamiento gonadotoxico, como diferentes tipos te quimioterapia, en mujeres pospuberales es posible realizar una estimulación ovárica y extraer a los óvulos. Éstos se pueden congelar (vitrificar), directamente o después de fecundarlos in vitro con los espermatozoides de la pareja.
Para las mujeres de menos de 18 años este procedimiento es también posible. Sin embargo, la mayoría de especialistas se inclina hacía una extirpación, congelación y posterior reimplantación del tejido ovárico. Este procedimiento podrá permitir obtener óvulos del tejido reimplantado y utilizarlos en fresco. Hay ciertas condiciones, por ejemplo, el cáncer de la sangre, en las cuales se desaconseja la reimplantación del tejido ovárico por un riesgo que este tejido pueda contener células cancerosas. Consecuentemente, la decisión se tiene que tomar caso por caso, después de una evaluación minuciosa del tipo y del avance del cáncer diagnosticado.
La edad avanzada de la mujer es otra indicación para la congelación de los óvulos. Sin embargo, hay que evaluar todos los parámetros de la función ovárica, y la edad. En mujeres muy jóvenes y con una buena función ovárica no es muy aconsejable porque esas mujeres muy probablemente podrán procrear espontáneamente y no utilizarán nunca sus óvulos congelados. Por otro lado, para las mujeres entre 35 y 45 años, esa puede ser la última oportunidad de preservar su fertilidad. Sin embargo, la calidad de los óvulos será más baja. Todas estas variables se deben analizar en consulta médica para tomar la decisión correcta.
Según el doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza Tesarik, clínica MARGen “en cualquier caso de preservación de la fertilidad, tanto en los varones como en las mujeres, es preciso estudiar minuciosamente la condición individual de cada paciente para escoger la técnica más apropiada". Como se explica en un artículo científico reciente de la clínica MARGen, esta precaución es particularmente importante en las personas que han superado una forma grave de COVID-19, vigilando sobre los indicadores de fertilidad masculina y femenina, porque aún desconocemos a los eventuales efectos de esta enfermedad a largo plazo.
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Fuente original: Comunicae.es.