LamasQ aclara dudas sobre si las mascarillas están adaptadas a los niños

El Día Universal del Niño recuerda que los niños son los más perjudicados por esta pandemia. No solo a nivel de salud física, sino también mental. Las mascarillas también pueden alterar su desarrollo cognitivo al hacer que los niños se pierdan gran parte del lenguaje no verbal que queda bloqueado por dicha prenda.

Las mascarillas que usan los más pequeños no están adaptadas al tamaño de su rostro. Este hecho hace que estén más expuestos a la Covid-19 que un adulto, lo que los hace más vulnerables. Una mascarilla mal colocada pierde casi el 100% de su efectividad.

LamasQ es una empresa española que apuesta por la integración de mascarillas en todas las edades. Con su amplia gama de tallas cubre todas las necesidades, incluidos los rostros de los niños con una mascarilla diseñada para ellos.

El 20 de noviembre es el Día universal del niño. Está proclamado por la Organización de Naciones Unidas y es celebrado a nivel mundial. La sociedad no puede perder de vista las generaciones que trae al mundo y que, algún día, será el futuro. Protegerlo y, como sociedad, invertir en su educación de la manera más humana posible para que estén preparados siempre.

Hoy, el futuro está en entredicho y el presente es una de las etapas con más incertidumbre de la historia. ¿Se puede controlar el virus a a corto, medio o largo plazo? Y la humanidad sigue contagiándose, sufriendo y muriendo a causa de una de las peores pandemias de la historia. No ya por la mortalidad o la virulencia (otras, como la peste negra, han sido peores) sino por lo inesperado. A todo el mundo le ha pillado desprevenido, sin saber cómo actuar, sin saber qué podría pasar, sin conocer la forma de protegerse.

"Y por ello debemos protegernos con los únicos medios de contención que conocemos y cuya eficacia contra la Covid-19 esté probada científicamente". Efectivamente, se trata de la mascarilla. Su efectividad es real. Aunque no se pueda determinar un porcentaje exacto de prevención de contagio o de ser contagiado, lo cierto es que aísla el organismo del exterior al filtrar todo lo que se adentre en las vías respiratorias.

¿Están los niños protegidos?
Es necesario tener en cuenta el hecho de cómo y cuánto están los niños protegidos frente al Coronavirus. De cómo hacen su día a día y de cómo se exponen a la cotidianeidad. Un estado natural por el que pasamos todos, que, sin esperarlo, se ha vuelto peligroso.

¿Deben llevar los más pequeños mascarillas? Es recomendable sino obligatorio en gran parte del mundo. Ellos tienen tantas, o más, probabilidades de contagiarse como los adultos. Las formas de explorar el mundo que tienen los niños son, en su mayor parte, sensitivas.

¿Las llevan en la realidad? Los niños llevan mascarilla de forma general. Pero lo más habitual es que la lleven mal colocada, que se les caiga o que, directamente, ni la lleven.

Al final, lo más importante siempre ha sido y siempre será educar. Crear conciencia en los niños a través de la educación. Porque existe un enorme grado de ejemplaridad en lo que hacen los padres. Y si un niño observa que sus padres llevan mascarilla y, en concreto, una determinada mascarilla, tendrán curiosidad y preguntarán por la prenda y sus motivos. Porque el mejor ejemplo no es tanto un discurso, sino una acción. De este modo, los niños harán cotidiana la mascarilla, la comprenderán y la protegerán.

¿Puede afectar la mascarilla a los niños?

Las mascarillas no hacen daño
No. Las mascarillas no hacen daño a los más pequeños. En cualquier caso, les previene de sufrir el Coronavirus. Además de otras muchas enfermedades que podrían coger a través del tracto respiratorio. Lo que sí se debe tener en cuenta es el efecto insalubre de la propia mascarilla.

Para que esta prenda tan necesaria hoy en día funcione de forma correcta, debe estar limpia y no se debe usar en un periodo de más de 4 horas consecutivas. La lógica impera. La mascarilla actúa como un filtro ante partículas microscópicas. Es decir, es una barrera contra virus y bacterias. Y, por supuesto, esos elementos microscópicos no se volatilizan entre sus componentes.

Por todo esto, es necesario que las mascarillas reutilizables se mantengan en condiciones óptimas y, con mayor precaución, las de los niños. Lo ideal siempre será que la mascarilla esté lo más limpia posible. Que se lleve puesta en unas condiciones lo más asépticas posibles. Que cada día sea lavada a no menos de 60 grados y que su vida útil siempre esté controlada.

Falta de comunicación
Una mascarilla cuidada y homologada jamás hará daño a un niño.
De la única manera en la que un niño puede ser afectado por la mascarilla es en el ámbito comunicativo.

Gran parte de la comunicación se lleva a cabo a través de otros vehículos a parte del lenguaje articulado por el aparato fonador. Las voces y las palabras que emitimos mediante ellas no lo son todo y hay otra mucha información que se transmite mediante los gestos del cuerpo. El lenguaje no verbal puede transmitir tanto o mucho más que las palabras. Y su efectividad se está viendo afectada por el uso generalizado de las mascarillas.

Los niños, especialmente en las escuelas, recogen gran parte de la información transmitida por el profesor a través del lenguaje no verbal. Estos gestos percibidos y procesados de forma inconsciente están más limitados estos días. Y este hecho puede llegar a afectar al desarrollo cognitivo de los niños. Puede llegar a hacer que se pierdan parte de la información, parte del contexto o la intención. Por ello, hay que hacer un esfuerzo. Los refuerzos gestuales del rostro (como ojos y cejas) o de otras partes del cuerpo como las articulaciones (como manos, brazos y hombros) son una buena alternativa.

Otro modo de apoyar visualmente la comunicación es apoyarse en apuntes visuales, como los que haría un profesor sobre la pizarra. En general, las explicaciones y ponencias más visuales siempre serán más capaces de capturar la atención del interlocutor, y aún más en el caso de los niños.

¿Qué características deben tener las mascarillas de los niños?
Los niños no pueden dejar de ser niños.
No van a dejar de jugar, saltar y correr porque haya una pandemia global. Siempre se pueden poner límites al comportamiento. Unos padres siempre pueden exigir compostura a sus hijos, pero no pueden exigir que dejen de ser niños.

Entendido esto, hay protegerlos ante esta amenaza global. Y para ello, lo mejor siempre será una higiene concienzuda y el uso correcto de la mascarilla en todas las situaciones posibles. Hasta ahora y de momento, la mascarilla es la mejor precaución contra el virus. Un niño también aceptará mejor las mascarillas si ve a los adultos de su alrededor con ella puesta.

LamasQ es una empresa española que se ha propuesto adaptar sus mascarillas ecológicas a los niños. Desde su nacimiento, una de las grandes apuestas de la empresa fue crear una talla especial para los más pequeños. La mascarilla fue comercializada al mismo nivel que las mascarillas para adultos porque sabían que había una necesidad, pues las mascarillas desechables se fabrican en serie en una talla única que en nada tiene en cuenta a los niños.

LamasQ también ha desarrollado toda una política de cuidado del medioambiente. Va desde el primer proceso hasta el último. Desde el material en el que se fabrica la mascarilla, algodón ecológico, hasta la distribución final del producto, en España solamente. De este modo, la huella de carbono del producto es prácticamente nula. Las mascarillas de LamasQ están homologadas con los estándares UNE 0065 – 2020, UNE 0064 – 2020 y CWA 17553 – 2020 y ofrecen la misma protección antibacteriana y antivírica que las mascarillas quirúrgicas.

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Fuente original: Comunicae.es.

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